Las metamorfosis regulares de 2 cm de agua sobre una gigantesca placa de granito transforman el lugar, mágico, en un escenario permanente de juegos para niños o de remanso de frescor donde mojar los pies cuando arrecia el calor.
Lugar más fotografiado de Burdeos, entre el Garona y las fachadas del siglo XVIII, el espejo de agua forma parte del Patrimonio Mundial contemporáneo.
Lo que nació como una obra de arte en la que se tenía que reflejar la fachada de la actual Cámara de Comercio, con su forma de media luna y sus columnas, ha acabado convirtiéndose en toda una atracción.
Inaugurado en el año 2006, el Espejo de Agua funciona desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche en un ciclo permanente: durante un cuarto de hora la explanada se llena mediante unos chorros de agua, se mantiene cinco minutos en reposo y después una niebla de vapor de agua sube desde el suelo otros cinco minutos. Y vuelta a empezar.
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